Ayer tuve el privilegio de conversar durante un buen rato con Isabel Miralles, elegida hace poco presidenta de Jaén Club de Baloncesto. Isabel, que cuenta con una extensa y fructífera trayectoria profesional en diversos ámbitos de la consultoría empresarial, me presentó el proyecto del club en el aspecto deportivo pero, sobre todo, en el aspecto humano.
Sin olvidar que se trata del proyecto de un grupo de padres que pretenden proporcionar a sus hijos un ambiente de sana deportividad, Isabel puso el énfasis en el motor del nuevo equipo directivo: ¿qué valores queremos inculcar a nuestros hijos? Porque esta aventura gira sobre los valores: compromiso, responsabilidad, trabajo en equipo, esfuerzo, respeto e ilusión.
Puede parecer mucha palabra para una tarea tan pequeña, pero lo que nos acerca a la excelencia no es lo que hacemos, sino cómo lo queremos hacer.
Estamos en una época en la que vivimos encogidos porque creemos que recibimos muy poca recompensa por nuestro esfuerzo. La verdad es que la ilusión y la ambición por conseguir una meta proporcionan más satisfacción que alcanzarla. Y para alcanzar metas hay que buscar horizontes amplios, no mirarse los zapatos.
Nuestra vida debe tener una base sólida que nos permita soportar los claroscuros. Estos valores pueden servirnos o pueden ser otros diferentes, pero deben de ser grandes, porque de lo contrario nos convertimos en seres mezquinos.
No hace falta decir que, de una manera u otra, trataré de colaborar en el proyecto. Isabel tiene esos valores y además, entusiasmo, encanto y generosidad.
¡Chapó, Isabel! Tú y tu equipo tenéis lo que hace falta.
Página de Jaén C.B.
Código ético del Jaén C.B.
Sin olvidar que se trata del proyecto de un grupo de padres que pretenden proporcionar a sus hijos un ambiente de sana deportividad, Isabel puso el énfasis en el motor del nuevo equipo directivo: ¿qué valores queremos inculcar a nuestros hijos? Porque esta aventura gira sobre los valores: compromiso, responsabilidad, trabajo en equipo, esfuerzo, respeto e ilusión.
Puede parecer mucha palabra para una tarea tan pequeña, pero lo que nos acerca a la excelencia no es lo que hacemos, sino cómo lo queremos hacer.
Estamos en una época en la que vivimos encogidos porque creemos que recibimos muy poca recompensa por nuestro esfuerzo. La verdad es que la ilusión y la ambición por conseguir una meta proporcionan más satisfacción que alcanzarla. Y para alcanzar metas hay que buscar horizontes amplios, no mirarse los zapatos.
Nuestra vida debe tener una base sólida que nos permita soportar los claroscuros. Estos valores pueden servirnos o pueden ser otros diferentes, pero deben de ser grandes, porque de lo contrario nos convertimos en seres mezquinos.
No hace falta decir que, de una manera u otra, trataré de colaborar en el proyecto. Isabel tiene esos valores y además, entusiasmo, encanto y generosidad.
¡Chapó, Isabel! Tú y tu equipo tenéis lo que hace falta.
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